En la ciudad siberiana de Novosibirsk, una llamativa escultura representa a un ratón de apariencia académica tejiendo una doble cadena de ADN.
Esta obra rinde homenaje al papel vital que los ratones desempeñan en la investigación científica.
Su pequeño tamaño, bajo costo y rápido ciclo de reproducción hacen que sean herramientas valiosas para los científicos, permitiendo el estudio de generaciones sucesivas en cortos períodos.
Además, las similitudes genéticas con los humanos han facilitado la comprensión de diversos síntomas y procesos biológicos compartidos.
La escultura destaca la contribución fundamental de estos pequeños mamíferos en la búsqueda del conocimiento científico.