En Yucatán, seis municipios concentran el 63% de los expendios de alcohol, con un total de 1,984 establecimientos, según datos de la Secretaría de Salud de Yucatán (SSY) y el Ayuntamiento de Mérida.
De estos, 1,335 son expendios de cerveza y 649 son licorerías. Mérida ocupa el primer lugar con 806 negocios, divididos en 512 expendios y 294 licorerías.
En la capital, las zonas con mayor densidad de estos establecimientos son el Centro Histórico, Ciudad Caucel y Francisco de Montejo. Kanasín se posiciona en el segundo lugar con 185 locales, seguido de Tizimín con 79, mientras que Progreso, Valladolid y Umán también figuran en los primeros lugares debido al crecimiento comercial, turístico y poblacional.
La autoridad municipal otorga dos tipos de permisos: el de factibilidad de uso de suelo, que permite tramitar licencias de funcionamiento, y las licencias de uso de suelo, sujetas a normativas específicas. Empresas como Las Cervezas Modelo del Sureste S.A. de C.V. son las principales beneficiarias de estos permisos.
El desarrollo urbano enfrenta desafíos por la instalación de expendios en zonas urbanas. Eduardo Monsreal Toraya, del Observatorio de Movilidad Sostenible de Mérida, señaló que estos negocios pueden limitar proyectos como escuelas y espacios comunitarios. Además, su presencia puede disminuir la plusvalía de terrenos vecinos y dificultar la obtención de licencias para otros desarrollos.
El especialista indicó que los permisos están sujetos al Programa Municipal de Desarrollo Urbano, lo que implica evaluaciones adicionales. Sin embargo, en zonas populares con altos índices de alcoholismo, la proliferación de expendios podría agravar problemas sociales existentes.
Sergio Andrés Moreno Cabrera, psicólogo y antropólogo, añadió que la cantidad de expendios no tiene una correlación directa con el abuso de alcohol. Destacó que factores estructurales, como condiciones de vida adversas, juegan un papel determinante en los patrones de consumo.
Los especialistas sugieren realizar un análisis sobre los impactos urbanos y sociales de estos establecimientos, considerando los efectos en los usos del suelo y en la vida de las comunidades vecinas.