El amante bandido se nota cansado. Avanza lento por el escenario y con la mirada extraviada.
Ciudad de México, México, 28 de noviembre del 2022.-El amante bandido se nota cansado. Avanza lento por el escenario y con la mirada extraviada, como si hubiera perdido la costumbre de estar sobre un entablado como lo ha hecho centenares de veces. Su voz ha relajado la potencia de antaño y ha degenerado en un sonido ronco, áspero, rudo. Le cuesta hablar. Y también escuchar. Miguel Bosé ha envejecido y los años no solo le han poblado el cabello de canas y surcado el rostro de arrugas, sino que han amortiguado la vitalidad de uno de los grandes artistas del pop en español. Él mismo parece consiente. Esta tarde dominical se presenta ante un público que lo idolatra en el foro de conciertos de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara para hacer una revelación que para su propio ego —y él lo ha tenido muy grande— puede ser brutal: “Estoy en la época de dejar ir”, dice. “Ha llegado el momento de soltar”.
Bosé ha viajado a Guadalajara a presentar su más reciente libro, La historia secreta de mis canciones (Grupo Planeta), un compendio de crónicas en las que narra momentos importantes de su vida a través de sus grandes éxitos musicales, pero que también incluye fotografías inéditas y documentos íntimos, como una carta que le escribió a su padre, el torero Luis Miguel Dominguín, con quien tuvo una relación turbulenta. A pesar de que su presentación fue anunciada como uno de los principales eventos de la FIL, esta tarde no hay colas enormes ni empujones para lograr un asiento privilegiado frente al entarimado. La jornada anterior, la presentación de un libro de autoayuda colmó el mayor salón de conferencias de la feria, hasta el punto de que decenas de personas tuvieron que escuchar la charla afuera del recinto en una pantalla enorme. Tal vez los mexicanos que asisten estos días a este encuentro literario preferirán curitas para el alma que a un amante bandido. Con todo, el público reunido en el foro de conciertos es leal y ama a su ídolo. Lo reciben con calor, con un apapacho muy mexicano, acompañado de ese olé, olé, oleeé, Bosé, Bosé, que se reserva a los personajes del imaginario popular que arrancan suspiros. Miguel Bosé recibe sonriente tanto desborde de cariño.
Su libro vuela de la mesa del Grupo Planeta, que ha dispuesto cajas llenas de la obra. La gente, en su mayoría hombres y mujeres por encima de los 30, lo ve embobada, con un tomo sobre el regazo, a la espera del momento cuando el ídolo les firme su copia. Pero antes Bosé les da un regalo maravilloso: la narración de la historia de sus canciones, como la romántica Te amaré. Afirma que es uno de sus textos más poéticos, que escribió cuando apenas tenía 20 años y era un chico que anhelaba el amor. “No tenía amores y mi corazón latía con esta carta que envié para ver si tenía una respuesta”, dice. “No he vuelto a escribir algo tan fuerte y eficaz”, admite el cantautor español. Aplausos. Gritos. Un “te amo, Bosé” lanzado con la fuerza de un flechazo.