‘Nosotros su personal de salud, estamos arriesgando todo, asustados pero con el corazón dispuesto a ayudar’, escribió el médico
Mérida, Yucatán, 11 de abril del 2020.- Medico residente del ISSSTE relata cómo son ahora las cirugías, con el virus que circula en los rincones del hospital, un trabajo donde está en juego la salud tanto de ellos como de los demás pacientes.
‘Quiero mostrarle al mundo, que nosotros su personal de salud, estamos trabajando a pesar del miedo, estamos arriesgando nuestra familia y nuestro futuro, por hacer frente a esta emergencia sanitaria’, escribió el profesional de la salud, Claudio R. Montero.
También dice que no piden aplausos o reconocimiento, piden que se queden en casa, ya que no tiene que salir ayudar.
A continuación, su relato:
Es la madrugada del 9 de abril del 2020, salimos de una cirugía de urgencia, una perforación intestinal, una madrugada común en un servicio de cirugía, pero estos días son todo menos comunes, el mundo está abatido por la biología, estamos viviendo una pandemia, se respira un aire denso, plagado de virus e incertidumbre, horas antes nos avisaron, teníamos paciente en urgencia, mi compañero y yo nos vimos, tenemos miedo de bajar, recién compramos cubrebocas de “Los Buenos”. El me presta sus lentes, y envueltos en ese aire asfixiante de un buen cubrebocas, bajamos a valorar a nuestro paciente, nos acompaña nuestro adscrito, un cirujano joven, simpático, llega a urgencias con una mascarilla tipo Chernóbil, de esas de las películas, estos días son como una película. Valoramos a la paciente, nos acercamos a ella, la exploramos, nunca el contacto físico en medicina dio tanto miedo… nos vemos a los ojos, nuestro joven maestro y sus dos residentes, sabemos que tenemos que operar, en otro tiempo hubiéramos estado emocionados, operar es nuestra pasión, pero estos tiempos no son comunes, tenemos miedo, no sabemos si nuestra paciente o su familia siguieron las indicaciones de cuarentena. sabemos que operar es exponernos a un microorganismo letal y sin terapéutica demostrada.
Llegamos a quirófano, de guardia están dos enfermeras, no pasan los 45 años, ambas con hijos, los dejaron dormidos, pero se trajeron la preocupación de enfermar y dejarlos solos o peor, enfermarlos. Están con nosotros los anestesiólogos, una doctora de edad mediana, Serena, y su residente, que es mi amigo, ellos van a trabajar en la boca del lobo, son los más expuestos, son los que más arriesgan. Llega la paciente, la familiar nos dice “Dios con ustedes”. Yo respondo: Así sea. Un médico no puede prescindir de Dios en esta ni en ninguna época. Anestesiología hace su ritual, pero ahora rodeado de máscaras de plástico transparente. Somos tres residentes y el maestro, asfixiados por estos cubrebocas de los buenos. La cirugía resulta ser más compleja de lo esperado, nos perdemos en hacer lo que amamos, por momentos olvidamos la época que vivimos, reímos, con ayuda de Dios se logra la cirugía, una interna curiosa me toma una foto (y a mí se me ocurre una idea), es la única de su especie en el hospital, a todos sus compañeros los mandaron a casa porque es muy peligroso para ellos. Pero ella vino a la cirugía, a ayudar en lo que pueda.
Al final tomó está selfie, para romper el miedo, y digo en voz alta: “Un día le contaremos a nuestros nietos que operábamos con un virus mortal suelto, seremos los abuelos que cuentan historias…”
Mi compañero residente se persigna, y me dice: “Ojalá Doctor… ojalá…” Como quien dice una plegaria…
Por su puesto que lo vamos a hacer…
Y yo voy a decir que ustedes eran unos enfadosos… Todos reímos…. Seguimos trabajando…
Con este largo relato, quiero mostrarle al mundo, que nosotros su personal de salud, estamos trabajando a pesar del miedo, estamos arriesgando nuestra familia y nuestro futuro, por hacer frente a esta emergencia sanitaria… No les pido aplausos, ni reconocimiento, les pido que nos ayuden quedándose en casa… ustedes que no tiene que salir para ayudar, ustedes que pueden salvarnos en casa abrazando a sus hijos, madres, hermanas y novios…. Háganlo… En nombre de todos aquellos que salimos… AUNQUE ASUSTADOS, CON EL CORAZÓN DISPUESTO A AYUDAR.